domingo, 26 de mayo de 2013

George Clooney y Madonna salvar al mundo? y Looper, creer lo imposible

Es Noticia, ¿Pueden Angelina Jolie, George Clooney y Madonna salvar al mundo? - 17/04/2013 16:13:54

"Cada vez tiene más importancia global la llamada diplomacia de celebridades. Pero ¿cuál es el impacto en la práctica de este "altruismo de las estrellas"? Aquí se lo contamos.
No hay duda de que las celebridades venden: pueden vender canciones, relojes, perfumes y ropa. Y también pueden vender caridad y ayuda.
Basta ver las imágenes de Angelina Jolie en África rodeada de mujeres y niños con carencias o a George Clooney evadiendo cohetes en los Montes Nuba en Sudán.
Y ¿quién no ha visto a Bono presentando algún documental sobre las consecuencias de una sequía en África?
Jolie es embajadora especial de la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR) y su campaña más reciente en África es concientizar al mundo sobre las víctimas de violaciones en conflictos armados.
Clooney hace campaña por la situación humanitaria de la población de los Montes Nuba.
Y Bono… Bono es Bono, el "padre" de lo que ahora se llama la "diplomacia de celebridades", una actividad que ahora cuenta con una larga lista de cientos de famosos.
Es tan importante que todas las grandes organizaciones internacionales de ayuda cuentan con un departamento especializado en manejar y cuidar su "cartera de personalidades".
Rita Ann Wallace, encargada de comunicaciones de Unicef (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) en Nueva York, explica a BBC Mundo que "las celebridades atraen atención y por lo tanto tienen la capacidad de centrar los ojos del mundo en las necesidades de los niños, tanto en sus propios países como en proyectos de campo y programas de emergencia en el extranjero".
"También pueden entablar un contacto directo con quienes tienen el poder de llevar a cabo cambios", agrega Wallace.
¿ÚTILES?
Sin duda llaman la atención. Gracias a la reciente visita de Jolie a África y el gran despliegue en los medios con su fotografía, ahora sabemos que 400 mil personas en Ruanda y 200 mil en Congo -no sólo mujeres sino también hombres y niños- han sido víctimas de violencia sexual durante los conflictos armados en esos países.
Pero más allá de los discursos y de las fotografías con los políticos locales, ¿es útil realmente que una celebridad patrocine una causa humanitaria?
Los organismos de ayuda, tanto gubernamentales como ONG, expresan un contundente sí.
"A nuestros embajadores se les escucha en todo el mundo y su apoyo nos ayuda a dar voz a gente que de otra forma no sería escuchada" dice Claire Lewis, coordinadora internacional de artistas en Oxfam.
"Con su trabajo, los mensajes de las campañas de Oxfam pueden llegar a una audiencia mucho más amplia y tienen un enorme impacto en quienes toman las decisiones".
Sin embargo, hay quienes critican que hoy en día la opinión de un cantante o un actor sobre un complejo problema político, que muchas veces no entienden, pesa tanto o más como la de los profesionales que trabajan en el campo.
Cuando el video de Kony 2012 (una campaña contra el presunto criminal de guerra ugandés Joseph Kony a la que se adhirieron varias celebridades, incluidos Angelina Jolie y George Clooney) se volvió viral en Occidente, los africanistas reaccionaron airados por lo que decían era la "excesiva simplificación" de un complejo problema regional.
Andrew Meldrum, corresponsal en África de GlobalPost.com, defendió la campaña, que dijo no estaba dirigida a los expertos, sino a los millones de personas que viven al otro lado del mundo y "que no saben nada de los problemas del continente".
"(Estas campañas) no son para africanistas o académicos, hacedores de política o periodistas. Ni siquiera son para los ugandeses", afirma el periodista.
"Son para el enorme número de jóvenes, principalmente blancos, principalmente cristianos, que ambicionan cambiar el mundo y que no tienen idea de quién es Joseph Kony, que no saben dónde está Uganda y que quizás tienen un conocimiento algo vago de si África es un país o un continente".
"SUPERFICIALES"
Está muy bien llamar la atención, dicen otros. Pero ¿cambia esto algo a nivel local? ¿Tiene un impacto real en la raíz de los problemas?
"Las estrellas son víctimas de su propia frivolidad: llevan consigo el peso de su fama, pero tienen poco peso y seriedad", escribe en el periódico británico The Guardian la periodista sudanesa Nesrine Malik, sobre el activismo de George Clooney en Sudán.
"Ha sido insoportable escuchar las respuestas de concurso de belleza que da Clooney sobre lo que realmente está ocurriendo en Sudán. Pero es un actor, no es un experto político o académico. Desea salvar vidas. Y ¿qué impacto tiene esto en Estados Unidos o en el gobierno sudanés?"
"Muy poco" agrega. "Es admirable que quiera dedicar su tiempo, salud y recursos a un asunto por el que se siente comprometido. No dudo que sea sincero".
"Lo que me preocupa no es que los extranjeros no deben interferir en los asuntos internos, sino que la visión que Clooney está presentando al mundo no es correcta. Y esto no se debe a que esté deliberadamente manipulando los hechos, sino a que su campaña está basada en una cultura política a la cual no le importan las sutilezas" expresa la periodista.
Y Andrew Mwenda, periodista y fundador de la revista The Independent en Uganda, expresa que "los problemas de África rara vez son expresados por la propia gente que está sufriendo una crisis".
Son individuos como Clooney o Madonna, dice, "los que hablan a favor y en nombre de los pueblos que sufren en la región. Ese sufrimiento se ha convertido ahora en una oportunidad para que las celebridades que viven en opulencia muestren su lado humanitario".
"Muchas intervenciones occidentales para salvar a África rara vez son sobre las supuestas víctimas. Son plataformas para que los occidentales exhiban su altruismo".
"Cuando Larry King entrevista a Clooney (sobre Sudán) no tiene la intención de destacar el sufrimiento de la gente en Darfur, sus luchas diarias para superar la adversidad, sus aspiraciones o esperanzas. Lo que busca es promover la narrativa de Estados Unidos como salvador del mundo", afirma el periodista ugandés.
Pero no se puede descartar del todo la labor de estas celebridades.
Gracias a la reciente campaña de Angelina Jolie (y del canciller británico William Hague), el Reino Unido se comprometió con US$1,5 millones para ayudar en los esfuerzos de la ONU contra las violaciones en conflictos armados.
Lo que hay que preguntarse es ¿cómo se traslada ese dinero desde las altas cúpulas políticas hasta los campamentos y refugios? y ¿Cuál es el impacto de esos recursos para lograr justicia para las víctimas?
A juzgar por la historia pasada, todavía falta mucho por hacer: de los casi 50 mil casos de violaciones, principalmente de mujeres y niñas, que se documentaron en la guerra de Bosnia en 1995, sólo 8 personas han sido condenadas por crímenes vinculados a abusos sexuales.
En este caso, Angelina Jolie tiene un largo camino por recorrer.

Fuente: El Comercio
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Que opina? Looper, creer lo imposible - 06/11/2012 9:51:59

" 2012 está llegando a su final y es inevitable echar la vista atrás. Algunos, para los que el cine es mucho más que entretenimiento (a menudo creo que es un bien necesario para contrarrestar los sinsabores de la vida), hemos visto cientos de películas a lo largo de este año. Tardaría un buen rato en recordar la mayoría de los títulos, así como escenas o momentos destacables que me gustaron o disgustaron en su momento; no me aportaron gran cosa, pasar el rato como máximo, y las voy olvidando. Sin embargo, y a pesar de lo que se dice, aún se hace buen cine, es posible hallar obras valiosas que estimulan la imaginación y desafían al espectador; a este selecto y memorable grupo pertenece "Looper" (Rian Johnson, 2012).
Aunque ha sido comparada con "Matrix" ("The Matrix", Andy y Lana Wachowski, 1999), yo diría que más bien es un caso similar al de "District 9" (Neill Blomkamp, 2009). Porque no se trata de asombrar al espectador con efectos visuales y despistarlo con dilemas filosóficos de foro de estudiantes, sino de poner en imágenes una singular historia de la manera más habilidosa, valiente y personal posible; en otras palabras, el fantástico como excusa para la pirotecnia o como herramienta narrativa y conste que defiendo "Matrix", pero como lo que es. No pretendo afirmar que los enfoques tengan que ser absolutos sino que el objetivo es claramente diferente, lo cual no impide que el film de Blomkamp o el de Johnson descuiden el espectáculo o el envoltorio, esencial para llamar la atención entre tantísima oferta. Recuerdo que "Looper" comenzó a hacer ruido cuando aparecieron las primeras fotos de un irreconocible Joseph Gordon-Levitt, maquillado para simular ser un joven Bruce Willis.
Fue un inteligente gancho. Gordon-Levitt es uno de los actores más populares y solicitados del momento (junto a Michael Fassbender, Tom Hardy y algunos más), Willis sigue siendo un icono a pesar de participar en malas películas, así que las imágenes despertaron una gran curiosidad. Muchos se preguntaron si tenía sentido contar con este actor y que no pareciera él, a fin de cuentas en incontables películas han empleado a dos actores para el mismo personaje en diferentes etapas de su vida y no se parecían ni en el color de los ojos. El argumento tampoco dejó indiferente a nadie: un asesino a sueldo descubre que debe liquidar a su alter ego del futuro, enviado atrás en el tiempo por la mafia que lo contrató para no dejar rastro alguno de los crímenes cometidos. Parecía claro que la película iba a ser especial. Y el tráiler despejó toda duda. Ciencia-ficción mezclada con cine negro, una premisa original para variar, actores comprometidos… Un cóctel irresistible.
Lo primero que llama la atención de "Looper" es la contundencia y la frialdad del protagonista. Joe (Gordon-Levitt) está pendiente del reloj, apunta, aparece alguien delante de él y dispara. Sin más. Asunto resuelto. A cobrar. Y salir de marcha. Por supuesto, es una película y una que viene de Estados Unidos, así que uno sabe que el personaje no va a ser así hasta el final, en algún momento se volverá "bueno", pero la clave está en plasmar ese cambio de forma progresiva y coherente, implicando al espectador en el proceso evolutivo del personaje; Rian Johnson (autor también del guion) lo consigue. Y en todo caso, elegir a este tipo y ponerlo como héroe es poco habitual. Nadie esperaba algo corriente de esta película pero estamos tan acostumbrados a que nos engañen con el material publicitario que se agradece cuando una cumple con lo prometido. Antes de llegar al esperado encuentro de las dos versiones de Joe, tenemos tiempo de presenciar cómo se vive en el año 2042, un escenario desolador y verosímil, y cómo es el protagonista en su juventud.
Hay muchas maneras de caracterizar a un personaje pero el mejor camino es a través de las acciones, de la respuesta a los conflictos. Johnson utiliza la voz en off (como fan del noir), el extraño maquillaje (del que Gordon-Levitt consigue que te olvides) y diferentes objetos (el reloj, el coche) para definir al Joe de 2042, pero lo que da verdadera dimensión al personaje es su modo de actuar (esas breves charlas en francés con la camarera) y de relacionarse con los demás (los personajes de Paul Dano y Piper Perabo). Joe está solo. Y aparenta ser feliz con el dineral que gana pero en realidad odia su trabajo y desea marcharse a otro lugar. Así que lo más apasionante de enfrentar a este personaje con su versión del futuro (Willis) es la oportunidad de establecer un diálogo entre lo que es Joe y lo que será (o podría ser) si continúa por el camino que ha elegido. Johnson no desaprovecha la situación y monta diferentes duelos entre ambos (desternillante la persecución en la cafetería) pero transmite el dilema con el que debe lidiar Joe: ¿quiero ser esa persona dentro de 30 años?
Es fácil ponerse en su lugar incluso con sus peculiares circunstancias porque en cierto modo todos nos hemos visto reflejados en una posible/probable versión de nosotros mismos al observar a nuestros padres. Algo que no puedes esquivar cuando descubres y te repiten que compartes con ellos rasgos físicos o de personalidad. Igualmente, todos hemos sido conscientes de que a veces somos nuestros peores enemigos, y esto lo recrea la película literalmente. Es también sencillo comprender la amargura del Joe de Willis rechazado por su alter ego joven, cuyas decisiones le afectarán, desde algo tan superficial como un "tatuaje" a una poderosa conexión con una madre y su hijo (Emily Blunt y Pierce Gagnon), hasta que pierde el norte y se obsesiona con resolver una misión, cueste lo que cueste; esa línea de acción conduce a una de las secuencias más flojas de la película, especialmente decepcionante en lo que se refiere al enigmático personaje de Jeff Daniels, del que pienso que se podría haber sacado algo más de jugo (lo mismo que el interpretado por Noah Segan, reducido a insistente matón torpe).
Podría haber explotado la faceta espectacular del relato o profundizar más en las paradojas o los peligros de los viajes temporales, pero Johnson prefiere dar importancia a los personajes (el reparto está impecable aunque hay que destacar a Gordon-Levitt por ser capaz de recordar a Willis sin caer en una simple imitación), a la emoción por encima de la lógica (Christopher Nolan habría realizado una película muy distinta) y reivindica el fantástico como plataforma para hablar del ser humano, de nuestras imperfecciones, contradicciones, esperanzas y bondades. Con "Looper" sales del cine no solo pensando en lo que acabas de ver sino también en tu propia vida, en las decisiones que has tomado y en las que tienes por delante, algo impensable con la mayoría de los estrenos que nos llegan cada semana. Desde luego, hay lagunas en el guion y el director se ve obligado a forzar situaciones o incluso romper las reglas para plasmar escenas poderosas (como la violenta escena de la mutilación) pero todo eso es irrelevante cuando estás delante de la pantalla y llegas a sentir la fantasía como real.
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