domingo, 6 de abril de 2014

Her, el amor que nos aísla y en el salón. Lifeforce, ¿vampiros espaciales? ¿en serio?

Que opina? Her, el amor que nos aísla - 26/02/2014 14:30:07

" Al igual que mi compañero Sergio dice en su texto sobre "Her" (id, 2013) el cine de Spike Jonze nunca me ha dicho demasiado. "Cómo ser John Malkovich" ("Being John malovich", 1999) no era capaz de desarrollar su brillante idea, "Adaptation" (id, 2002) me irrita profundamente, "Donde viven los monstruos" ("Where the Wild Tings Are", 2009) mejoraba considerablemente en su acercamiento a la inocencia infantil. Algo de esa inocencia, que nunca hay que perder, está en parte de "Her" (id, 2013), para el que firma la obra maestra de Jonze.
Es "Her" una historia de amor en la que su director, por primera vez partiendo de un guión única y exclusivamente suyo, realiza una de esas visiones futuristas que colocan al ser humano en un futuro casi inmediato en el que los avances tecnológicos, que cada suceden a mayor velocidad cambiando completamente nuestro entorno y forma de ver las cosas, se adueñan de nuestra vida hasta límites insospechados. En este caso la inusual historia de amor entre un hombre normal y corriente y un sistema operativo de inteligencia artificial.
La ciencia-ficción una vez más hablando del ser humano en medio de un futuro que no parece tan lejano ni imposible, uno de los aciertos del film. Si en la obra maestra de Steven Spielberg "A.I" (2001) un niño era programado para amar hasta el final a una madre, aquí nos encontramos con otra inteligencia artificial menos evolucionada y complicada no posee un cuerpo físico que le identifique en modo de sistema operativo creado para ayudar en todo lo necesario a Theodore, un hombre que trabaja escribiendo cartas para otros y ha terminado una relación hace poco.

Soledad e imaginación
En medio de esa terrible soledad que cada vez aísla más al ser humano muy significativas las secuencias de la gente caminando por la calle cada una en su mundo sin interactuar en vivo entre ellas Jonze propone una historia de amor clásica, retratando el proceso de toda relación conocimiento, confianza, intimismo en el lado bueno, y desconfianza, celos y no comunicación en el malo en una que sin duda es imposible, por evidentes motivos, a pesar de contener la mejor escena de sexo de los últimos 30 años, simple y llanamente porque juega con la imaginación algo fun-da-men-tal para el sexo del espectador.
La historia de Theodore un genial Joaquin Phoenix, que logra una personaje entrañable de una naturalidad pasmosa y Samantha Scarlett Johansson sustituyendo a Samantha Morton que filmó todas las secuencias de la película hasta que en postproducción el resultado no convencía a Jonze se nos mete muy dentro, porque al igual que las cartas que escribe Theodore por encargo, la película habla de nosotros, de todos y cada uno de nosotros, cuando nos enamoramos y queremos compartir nuestra vida con esa persona.
Nos reconocemos en cada una de las conversaciones que mantienen Theodore y Samantha, en cada uno de los instantes que pasan y disfrutan juntos. El milagro está en filmar a un Theodore completamente aislado del mundo salvo sus encuentros con el personaje de Amy Adams, y los flashbacks con su ex (Rooney Mara), que señalan otra historia de amor no menos real que la que vive en el presente, y lo terriblemente verosímil que nos resulta esa incipiente relación amorosa entre un hombre y una máquina programada para amar. Una máquina que, como su creador y todo ser humano, es capaz de evolucionar y madurar, y con ello de ser libre e independiente emocionalmente hablando.

Real como la vida misma, "Her" es una obra maestra del séptimo arte, otra joya que será aún mejor valorada con el paso de los años cuando su futuro sea nuestro presente, que al paso que vamos sucederá antes de lo previsto. Aunque si llegado el momento de enamorarnos de un sistema operativo podemos consolarnos, llegado el momento de la ruptura, con alguien como Amy Adams no seré yo el que se queje.
Hay tres maravillosos guiones originales nominados al Oscar hay cinco, pero dos de ellos no merecen la pena, y creo que el premio será para "Her". Lo merece. Ya no sólo por su terrible descripción del ser humano actual y su relación con las nuevas tecnologías, sino por definir el amor como algo que nos aísla del resto del mundo.
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La noticia Her, el amor que nos aísla fue publicada originalmente en Blogdecine por Alberto Abuín.

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Que opina? Cine en el salón. Lifeforce, ¿vampiros espaciales? ¿en serio? - 13/04/2013 2:54:27

" Su eslógan publicitario lo dejaba muy claro: "El evento cinematográfico de ciencia ficción de la década", ahí es nada. Las intenciones de Golan y Globus tampoco arrojaban sombra de duda, pretendiendo los productores conseguir para su compañía un éxito similar al que "La guerra de las galaxias" ("Star wars", George Lucas, 1977) había logrado la década anterior. Pero, como pasaría una y otra vez con todo lo que puso en pie durante los ochenta y no fue poco, la Cannon se dejaba llevar por sus descomunales ínfulas, dando como resultado un filme de dispares resultados que, una vez más, demostraba el extraño y ecléctico gusto de los primos israelíes.
Éstos, habían descubierto en 1983 una novelucha de ciencia ficción llamada "Los vampiros del espacio", un libro escrito por el británico Colin Wilson en 1976. Wilson era un autor que sirvió de vehículo para popularizar la corriente existencialista en Inglaterra gracias al éxito que veinte años antes había conseguido con "The outsider", ensayo en el que analizaba la figura del marginado en obras seminales de Albert Camus, Jean-Paul Sartre, Ernest Hemingway o Hermann Hesse entre otros. Pero "Los vampiros del espacio" nada tenía que ver con su prematuro éxito sólo contaba con 24 años cuando se publicó y el libro no fue muy bien acogido por la crítica, otro indicativo más de que los responsables de la Cannon no tenían muy claro el concepto de calidad.
Sea como fuere, con el plan de negocios de la compañía perfectamente afianzado la Cannon fue una de las primeras productoras que vendía derechos de distribución a nivel mundial antes incluso de haber empezado a rodar y el optimismo que de ello se derivaba, Golam y Globus se hicieron con los derechos de la novela y, tras barajar varios nombres de cara a la realización del filme, optaron por firmar un acuerdo de colaboración para tres producciones con Tobe Hooper. Éste, que acababa de salir esquilmado de sus encontronazos con Spielberg en "Poltergeist" (id, 1982) era visto por los productores como el artífice directo del éxito que consiguió el filme de terror. Un error que el cineasta se encargaría de demostrar con creces en los tres títulos que filmaría bajo el amparo de la Cannon.
Pero seamos justos. Si, como veremos, Hooper tocaba fondo con "Invasores de Marte" ("Invaders from Mars", 1986) y, de nuevo, con el equivocado tono cómico de "La matanza de Texas 2" ("The Texas chainsaw massacre 2", 1986), en "Lifeforce" todavía asoman algunos de los ramalazos de talento que el cineasta había demostrado poseer con "La matanza de Texas" ("The Texas chainsaw massacre", 1974). Y si no incluyo aquí a "Poltergeist" es porque siempre he formado parte de ese nutrido grupo que opina que la grandeza de la cinta se debe a la mucha mano que metió a Spielberg y a lo poco que éste dejo hacer a Hooper.
Cambiando el título de "Los vampiros del espacio" a "Lifeforce" para que la cinta no fuera inmediatamente asociada con cualquiera de sus filmes exploitation, la Cannon invertiría en el filme la nada desdeñable cifra de 25 millones de dólares tengamos en cuenta, por ejemplo, que tan sólo un año antes, "Indiana Jones y el templo maldito" ("Indiana Jones and the temple of doom", Steven Spielberg, 1984) había contado con un presupuesto de 28 millones, contratando a Dan O"Bannon, co-guionista de "Alien, el 8º pasajero" ("Alien", Ridley Scott, 1979) para que adaptara el libro de Wilson. El tratamiento de O"Bannon, ayudado por otras seis manos, terminaría introduciendo considerables cambios en la novela todo el final es completamente diferente al del libro provocando que el escritor la criticara duramente en el momento de su estreno.
Para aquellos que nunca se han acercado al filme, sirvan las siguientes breves líneas de sinopsis para poder justificar los comentarios que iré vertiendo sobre la cinta a continuación: con el Halley en la parte visible de su trayectoria, una nave espacial británica encuentra un objeto de dimensiones imposibles de 240 kilómetros de largo en la cola del cometa. Al explorarla, encuentran unos sarcófagos que contienen a una mujer y dos hombres en hibernación que los astronautas trasladarán a su nave. Treinta días después, en órbita sobre la Tierra, se descubrirá que toda la tripulación de la Churchill ha fallecido en un terrible incendio que, curiosamente no ha afectado a los humanoides. Trasladados a Londres, el despertar de los mismos desencadenará una ola de muerte y destrucción.

Como decía, "Lifeforce" no es un error de principio a fin, al menos no en lo que a dirección respecta, algo que no se puede decir de innumerables filmes de la Cannon: demostrando buen pulso narrativo en la práctica totalidad de su desarrollo, cuestión a parte es su alocado final, Hooper consigue, en conjunción con el correcto hacer del equipo de efectos visuales liderado por el legendario John Dykstra con el que volvería a colaborar en "Invasores de Marte", plantear una cinta interesante desde el punto de vista visual, con aciertos varios que van desde las primeras secuencias, con el descubrimiento de la nave, hasta esos flashbacks que nos devuelven a la monumental elipsis inicial para desvelarnos lo que sucedió en la Churchill.
Ahora bien, los pocos aciertos que podemos encontrar en la realización, son tocados y hundidos tanto por el clímax de la acción como por el penoso montaje que se hizo del material rodado por Hooper, dando el trabajo de John Groover una nueva dimensión al término elipsis, algo que resulta especialmente doloroso en la secuencia en la que se explora la nave, resuelta toda ella a base de bruscos saltos en la acción que hacen de su visionado una experiencia como poco incómoda. En lo que al final respecta, el salto al vacío de OBannon y compañía por un lado y de Hooper por el otro resulta inexpicable, convirtiendo el último cuarto de hora en un festival sin coherencia de "zombis" que corren sin rumbo por las calles de Londres.
Con los pechos de Mathilda May acaparando todo el protagonismo en el terreno interpretativo; la regularidad caracterizando al resto de sus compañeros de reparto de lado dejaremos, por no hacer sangre, las absurdas muecas de Aubrey Morris por un lado; y la extraña partitura de Henry Mancini, que sorprende tanto por la fuerza del tema principal como por lo inane del resto de la banda sonora, las sensaciones últimas que deja "Lifeforce" son la de haber asistido a un espectáculo grandilocuente y moderadamente vacío de contenido que, como tantas otras producciones de la Cannon, no lleva a ninguna parte.

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Que opina usted? Miracle at Sta. Anna, la guerra de Spike Lee - 21/11/2012 15:42:43

" En los últimos años la carrera de Spike Lee parece estar de capa caída, sin ningún proyecto o película realmente interesante, y lo que es peor, sobre todo para un director que otrora gozó de bastante prestigio, que sus films tarden en estrenarse o directamente no se estrenen. Cuando le comentaba que había visto la película a una persona con mucha perspicacia y sentido del humor, me respondía "¿pero Spike Lee sigue haciendo cine?". En el caso del film que hoy nos ocupa, "Miracle at Sta. Anna" (2008) Lee se adentra en uno de los episodios más desconocidos de la Segunda Guerra Mundial, protagonizado por soldado americanos de color. Tratándose de Lee no podría ser de otro modo, pero en cierto modo sorprende su incursión en un género que demuestra no conocer en absoluto.
Cuando Clint Eastwood realizó su díptico sobre la batalla de Iwo Jima, tuvo que aguantar la rabieta de Lee, que acusaba al famoso actor/director de no incluir en sus films a soldados negros. Evidentemente todo era por polemizar, pues Eastwood demostró que en aquella contienda no hubo soldados de color, y que cuando hizo "Bird" (id, 1988) Lee le recriminó el que una película sobre negros fue realizada por un blanco, algo que por motivos evidentes era imposible de corregir. Así pues, "Miracle at Sta. Anna" puede verse como una respuesta a los dos films de Eastwood. Ahora bien, las diferencias son abismales, mientras Eastwood emociona hasta niveles inusitados, Lee confunde y aburre.
(From here to the end, Spoilers) El film da comienzo en Brooklyn en 1983 en una oficina de correos. Allí un empleado ya mayor, un hombre de color, dispara a bocajarro con una vieja pistola alemana a un hombre que iba a comprar sellos dejo de lado la casi insultante primera escena en la que el mismo personaje está viendo por televisión "El día más largo" ("The Longest Day", Ken Annakin, Adrew Marton, Bernhard Wicki, 1962) y que da lugar a un comentario poco afortunado de uno de los personajes centrales. La policía, con un personaje al que encarna John Turturro, al mando empiezan una investigación, y hasta allí corre un curioso periodista necesitado de una historia interesante y con gancho. Joseph Gordon-Levitt es el mismo, y no podemos decir que esté en uno de sus mejores trabajos.
Enseguida llega lo que realmente nos interesa: la historia en cuestión, y todo surge a raíz del descubrimiento en casa del asesino de una importante pieza arqueológica de 450 años de antigüedad y que se creía perdida desde la Segunda Guerra Mundial, desde que los nazis estuvieron en Italia. Es entonces cuando presenciamos a través de un largo flashback hablamos de una película de más de dos horas y media de duración lo que ocurrió en 1944 en una pequeña villa de La Toscana. Cuatro soldados de la 92 Buffalo Soldiers, el batallón de soldados de color durante la gran contienda, que se quedan extraviados llegan a una pequeña villa huyendo de los nazis. Allí serán testigos de algo parecido a un milagro, aunque prácticamente todos encuentren su muerte.
Lee muestra las escenas bélicas con cierto clasicismo, huyendo del nervio de los films de Steven Spielberg o Eastwood, y tal vez eso sea lo mejor del film, o el hecho de narrar si tapujos una terrible matanza de mujer, niños y ancianos en un pequeño pueblo italiano, y en cuyo momento el director no se corta lo más mínimo un soldado remata a golpe de bayoneta a un bebé que está llorando sobre el cuerpo de su madre fallecida, pero ahí se acaba todo, y es realmente poco en un film tan largo. Ese es uno de los principales problemas de "Miracle at Sta. Anna", posee demasiados personajes, demasiadas tramas secundarias, tanto que la principal queda deslucida, y uno nunca termina de mostrar interés por ninguna de ellas. Personajes mal dibujados que tiran hacia el tópico mil veces visto en otras tantas películas bélicas.
Por otro lado el hecho de introducir elementos fantásticos en un film que se supone realista no termina de cuajar, y no porque sea demasiado osado realizar tal mezcla, sino por la incapacidad de Lee de tratar el fantastique. Al menos nos ofrece un personaje infantil, un niño llamado Angelo, cuyo actor, Matteo Sciabordi, no resulta insoportable y hasta se hace simpático. Todo lo contrario que algunos personajes malvados, incluso dentro del ejército estadounidense, exagerados hasta decir basta, y todo por la obsesión sobre el racismo de Lee. Pero son tantas las cosas que Lee quiere abarcar, tantos temas que darían para reflexionar, que el film se pierde en su propia ambición, incapaz de transmitir, y ya no digamos emocionar. Porque si alguien echa pestes de los finales de Spielberg, tachándolos injustamente de lacrimógenos, o sensibleros, que le eche un vistazo al final de "Miracle at Sta. Anna", puede quedar diabético para el resto de su vida.
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Que opina? Clint Eastwood: Iwo Jima - 16/11/2012 9:59:20

" Cuando Clint Eastwood estaba con el rodaje de una de sus mejores películas, "Million Dollar Baby" (id, 2004), llamó al guionista de la misma, Paul Haggis, para pedirle escribir su siguiente proyecto, una película bélica adaptando sendos libros de James Bradley y Ron Powers, retratando la batalla de Iwo Jima, una de las más sangrientas de la 2ª Guerra Mundial. Dicha batalla no sólo fue famosa por ese triste dato 24.480 bajas estadounidenses frente a 20.703 bajas japonesas sino por una fotografía tomada allí y haría historia. Se trata de seis soldados alzando una bandera estadounidense en la cima del monte Suribachi, y que enseguida se convirtió en todo un icono que además ayudó considerablemente a que los USA ganasen la guerra se vendieron tantos bonos con la promoción que se recaudó la mitad del presupuesto de los Estados Unidos.
Con producción de Steven Spielberg era quien había comprado los derechos de la novela y tenía intención de dirigir la película hasta que Clint Eastwood le mostró su interés en hacerlo el director se enfrentó a uno de los proyectos más ambiciosos de su ya gran filmografía, puesto que en pleno rodaje de "Banderas de nuestros padres" ("Flags of our Fathers", 2006) se le ocurrió la idea de narrar la misma historia desde el lado japonés, y enseguida se pusieron manos a la obra productor, director y guionista, quien requirió de los servicios de la japonesa Iris Yamshita para escribir el libreto de la segunda película. El resultado es un díptico ambicioso pero de excelentes resultados, sobre todo en el caso de la segunda película, hablada en japonés por deseo expreso del director, y que consiguió importantes nominaciones a los Oscars.
En el momento de sus estrenos ya me extendí lo necesario hablando de las dos cintas. También lo hizo mi compañera Beatriz sobre la primera del díptico. Mi opinión apenas ha cambiado, sólo ligeramente en algunos matices que me hacen rebajar un poco la opinión con respecto a la primera y subirla con respecto a la segunda, así que comento brevemente mis impresiones de sus respectivos revisados. Cabe decir que la experiencia de ver seguidas las dos películas es muy gratificante, y también que la mano de su productor se nota sobre todo en el primer título, no así en el segundo. Aunque hablemos de dos cintas de género bélico, lo importante no son las secuencias de guerra, que las hay, sino las consecuencias del conflicto. En la primera Eastwood no deja títere con cabeza, políticamente hablando, y la segunda supone un estudio de personajes afectados por una batalla que no les dejará volver a ser como antes, personas normales y corrientes.
"Banderas de nuestros padres"
(From here to the end, Spoilers) Me he fijado mucho más en el hecho de que Eastwood no juzga a ninguno de los dos bandos, no le interesa que en su historia haya buenos y malos, o héroes y villanos. De hecho, subraya el hecho de la necesidad de héroes para un país que los necesita urgentemente, y mete el dedo en la llaga con respecto a las tretas utilizadas por un gobierno que utilizó a su antojo a tres de los soldados que aparecen en la foto recordemos, falsa, puesto que se trata de una segunda alzada de bandera a petición del fotógrafo que se perdió el histórico momento a su antojo y conveniencia. Tres soldados inocentes y desconocedores de la que se les venía encima, y en absoluto preparados para encajar el éxito, y mucho menos el posterior olvido como productos mediáticos. Eastwood no se corta un pelo, y su osadía me encaja a la perfección con el recibimiento en la taquilla de su país. Nadie quiere oír la verdad, y menos una que desbarata una completa farsa.
La presencia de Spielberg se nota en las secuencias del periodista que busca la verdad y escucha a su padre uno de los falsos héroes en un hospital, sí, bien filmado, pero a mi juicio prescindibles pues no es necesario para lo que Eastwood quiere contar. Por otro lado, y siguiendo con sus defectos, al pretender hacer un film coral, lo cual no tiene nada de malo, no hay ningún personaje que destaque por encima de otro, algo muy raro en la carrera del cineasta acostumbrado a que sus historias tengan como personaje central alguien de poderosa presencia y normalmente por encima del bien y del mal. El problema radica en unos muy ajustados intérpretes, donde solo sobresale positivamente Barry Peeper era el actor más experimentado en este tipo de films e interpretaba al soldado más experimentado en combate, en claro contraste con las limitaciones de Ryan Phillippe, Jesse Bradford el más salvable del trío de soldados y sobre todo Adam Beach, que roza lo patético. A Paul Walker, que luchó insistentemente por un papel, apenas se le nota, lo mismo que Jamie Bell, y ya no digamos Scott Eastwood, acreditado como Scott Reeves, hijo del director, que la única escena en la que sale realiza una competente imitación de su padre.
La fotografía de Tom Stern, llena de grises muy marcados, y la excelente puesta en en escena de Eastwood, quien opta por una viveza mayor que otros de sus films, hacen de la película una excelente muestra de cine antibélico. El enemigo, el ejército japonés, apenas es visto por el espectador, Eastwood prefiere ocultarlo o mostrarlo de refilón, lo mismo hará en el otro film pero a la inversa. Por otro lado escarba en algo que John Ford ya había escarbado un poco en su mítica "El hombre que mató a Liberty Valance" ("The Man who Shot Liberty Valance", 1962), la diferencia entre leyenda y realidad. Eastwood muestra a tres soldados que no pidieron ser héroes y que tienen que mentir continuamente para conseguir dinero para el necesitado gobierno, que los maneja como títeres. Condena a su propio país por la mentira una de esas que si se repiten mucho terminan por ser verdad, y libera a sus personajes en uno de los poco momentos felices de sus pasados, aquel en el que les dejaron bañarse en la playa de Iwo Jima, desvestidos de sus ropas de soldados y juntos como amigos inseparables.
"Cartas desde Iwo Jima"
"Cartas desde Iwo Jima" ("Letters from Iwo Jima, Clint Eastwood, 2006) es superior a "Banderas de nuestros padres" en todos los aspectos. A pesar de que el film contiene no pocas escenas de combate y hay que decir que resultan innovadoras, mostrando la guerra como un verdadero horror y confusión, moviendo la cámara nerviosamente y mostrando una crudeza insólita o pocas veces vista, sobre todo en Eastwood, el film se centra en las vivencias y reflexiones de los soldados japoneses "encerrados" de por vida en una isla clave, por su posición estratégica, para el futuro de la contienda. Al igual que en el anterior film hay flashbacks, pero el film sigue una estructura lineal, más clásica si se quiere, y se para en cuatro o cinco personajes esenciales, sobre todo en la figura del General Kuribayashi un Ken Watanabe, como alter ego del propio Eastwood, que dirigió la defensa de la famosa isla del ataque estadounidense, logrando retener a los soldados yanquis más tiempo del esperado.
La película es mucho más intimista que espectacular, esta vez los personajes son lo importante y el director filma con sentida precisión todos sus pensamientos. Con una fotografía cada vez más cercana al blanco y negro inmenso trabajo de nuevo a cargo de Tom Stern, "Cartas desde Iwo Jima" no pretende ser en realidad la visión desde el punto de vista japonés como tantas veces se ha dicho; para eso la película tendría que haber sido dirigida por un director nipón y no estadounidense. La película es un acercamiento con todo respeto al lado japonés del conflicto, manteniendo con coherencia la mirada que Eastwood ha mantenido siempre en sus grandes obras, aunque esta vez se permita el lujo de rendir homenaje a grandes clásicos del cine japonés como Yasujiro Ozu.
Esta vez el trabajo actoral es sobresaliente, todos y cada uno de los intérpretes japoneses está soberbio y expresan muy bien sus dudas y temores, como habitantes de un infierno filmado por su director con su habitual maestría, y cómo no, jugueteando con el western en diversos momentos. Algunas secuencias funcionan como el contraplano de algunas de la anterior película y que sólo podíamos dibujar en nuestra mente como serían. El matiz es que Eastwood supera con creces nuestra imaginación y nos muestra los horrores en primera persona. Baste citar la secuencia del suicidio colectivo, una de las más duras jamás vistas en una pantalla, o la rabia con la que asesinan a un soldado americano capturado el resultado de dicha acción es observado por el personaje de Ryan Phillippe en el anterior film, en un cuidado fuera de campo.
Que la influencia de William A. Wellman es necesaria para entender la obra de Clint Eastwood es algo que por fin se hará patente en un futuro proyecto del actor/director un nuevo remake de "Ha nacido una estrella" ("A Star Was Born", 1937), cuyo personaje masculino es todo un caramelo para cualquier actor que se precie y encaja muy bien dentro del estilo del cineasta, pero en "Cartas desde Iwo Jima" esa influencia late poderosamente en la secuencia de lectura de una carta que un soldado estadounidense había escrito a su hogar. Efectivamente cierto western protagonizado por Henry Fonda viene a la memoria de cualquier cinéfilo, y a Eastwood le sirve para volver a meter el dedo en la llaga; dos soldados japoneses, influenciados por dicha carta deciden rendirse al enemigo convencidos de que este no será tan malo; serán asesinados a sangre fría por un soldado estadounidense. Una ironía, que lejos de condenar la acción americana, habla sobre lo injusto de un conflicto bélico que en esta película adquiere tintes de relato terrorífico.
El prólogo y el epílogo la única posible influencia de Spielberg, y en este caso para bien están ambientados en la actualidad. El primero es el último plano, tras los títulos de crédito, de "Banderas de nuestros padres", y el segundo retrata como unos obreros en la isla encuentran una bolsa llena de las cartas que los soldados japoneses escribieron y nunca pudieron enviar. El ralentí utilizado cuando las cartas se caen más las voces en off terminan por completar una película cuyo sentido se cierra en nuestro propia mente al recordar precisamente todos los instantes en los que los soldados escriben dichas cartas. Comprendemos sus reflexiones, empatizamos con ellos y lamentamos su pérdida por el invento más idiota del ser humano.
Ambas películas no serían un éxito la segunda llegó a ser un hit en Japón, por motivos obvios y Eastwood regresaría dos años más tarde manteniendo el mismo nivel de maestría.
Especial Clint Eastwood en Blogdecine:
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"Por un puñado de dólares"
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La Malpaso y dos errores
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"Joe Kidd"
La influencia de "Incidente en Ox-Bow"
El primer western como director
"Primavera en otoño"
"Harry el fuerte"
"Un botín de 500.000 dólares"
"Licencia para matar"
"El fuera de la ley"
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"Ruta suicida"
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"Fuga de Alcatraz"
"Bronco Billy"
"La gran pelea" Fuente Artículo

Noticia, Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio, el retorno a la aventura clásica - 23/11/2011 12:17:01

" "Las aventuras de tintín: El secreto del unicornio" ("The Adventures of Tintim", Steven Spielberg, 2011) ha sido un estruendoso éxito en Europa, donde se ha estrenado dos meses antes que en su país de origen, al que llegará todavía dentro de un mes. Es evidente que Steven Spielberg y Peter Jackson han querido comprobar los resultados taquilleros en el continente donde el personaje de Tintín, creado por Hergé, tiene una mayor popularidad. El éxito era lógico, si tenemos en cuenta que el famoso personaje llevaba esperando una adaptación cinematográfica desde que Spielberg hizo "En busca del arca perdida" ("Raiders of the Lost Ark", 1981), que fue comparada con las aventuras del joven reportero metido a detective aventurero. A ello hay que sumar que la película la dirige el director más popular de todos los tiempos, y también que es un film de animación, género de gran aceptación en los últimos años.
El resultado está a la altura de las expectativas, tratándose de un cineasta como el director de "Tiburón" ("Jaws", 1975), ya no sólo porque demuestra una vez más que sigue siendo uno de los mejores narradores que ha dado el séptimo arte, sino porque su primera incursión en este tipo de cine ha resultado mejor de lo que muchos esperábamos. Debo reconocer que de todos los proyectos en los que se ha metido Spielberg, éste era el que menos me ha interesado a priori, pero una vez metido en materia, la magia se ha apoderado de la función. Y por magia me refiero a esa señal perfectamente identificable, pero prácticamente indefinible, que viste a las grandes películas, aquellas capaces de transportarnos a otro mundo, tal y como ocurre con el presente film, que sin ser una obra maestra tampoco lo necesita supone uno de los mejores entretenimientos del año.
Spielberg ha sabido cómo enfrentarse a la ardua tarea de adaptar un personaje como Tintín. Aunque durante mucho tiempo se especuló con la posibilidad de una película en imagen real, no hay duda de que la opción finalmente elegida ha sido la mejor. La captura de movimiento como técnica, y una animación que recuerda a los originales de Hergé con la salvedad de que ahora estamos en el demandado mundo de la 3D y hay que adaptarse a ello. Una adaptación en la que evidentemente se apartan de la llamada línea clara que caracteriza las novelas gráficas de Tintín, y Spielberg se la juega tomando fragmentos de distintas aventuras unificándolos en uno solo, con lo que lleva al personaje a su terreno. Esto sin duda es lo que más habrá cabreado a los expertos o fans en Tintín, entre los que no me encuentro.
Pero como el arte siempre es cuestión de perspectiva, lo que sí soy es un fan del señor Spielberg a Peter Jackson le tengo el justo aprecio por haber realizado una maravillosa trilogía, y como tal debo considerarme más que satisfecho con "Las aventures de Tintín: El secreto del unicornio", que nos devuelve a un Spielberg lleno de energía. La aventura, en el sentido más clásico del término, vuelve a apoderarse de la platea en pleno 2011. El director de "A.I." plantea su film como si de una nueva aventura de Indiana Jones se tratase, algo muy lógico dadas las comparaciones que el mismo Hergé hizo entre el arqueólogo y el reportero. Así, Spielberg maneja muy bien el tempo y el ritmo, y con una justa y concisa presentación de personajes y situaciones va directo al grano como nunca.
Tanto Juan Luis como Mikel, mis compañeros en estas páginas, consideran que el trabajo de Spielberg se ha quedado a medias, que podría haber dado más de sí. No estoy del todo de acuerdo, si acaso hay cierto distanciamiento con los personajes por aquello de querer aspirar al realismo, algo que considero un error Pixar y Ghibli son las pruebas palpables de que tal cosa no es necesaria, de que se puede empatar con personajes animados, pero la película es un completo torrente de emoción, una montaña rusa de lo más efectiva, que no ofrece ni el más mínimo respiro al espectador, exactamente igual que en las cuatro películas sobre Indiana Jones. Y al igual que en ellas, Spielberg da una verdadera lección de lo que significa espectáculo, y no aparatosidad, y de cómo enlazar set piece tras set piece sin atropellamiento alguno. Si hay alguna que destaca sobre las demás es la ya famosa persecución en plano secuencia, con una planificación prodigiosa, y que muestra claramente lo que puede hacerse en el cine de animación.
Si bien Tintín no posee un carisma arrebatador la misma impresión que me he llevado en los cómics sí lo poseen dos personajes secundarios. Me refiero a Milú y a Haddock, quien revela una vez más a Andy Serkis como un genio en lo que hace. Con ambos personajes Spielberg demuestra su talento para la comedia, convirtiéndolos en las verdaderas estrellas de la función, por encima de Tintín, en cuyos rasgos además podemos reconocer a Jamie Bell en el que probablemente sea el mejor trabajo de su carrera. El resto de personajes no desmerecen, aunque no gozan de tanto lucimiento como los centrales, un precio a pagar en una película tan llena de acción. Porque si Spielberg se apodera con todo respeto del personaje de Hergé, también es capaz de moverse en otros terrenos de la aventura como ese flashback sobre el antepasado de Haddock, y que deja en evidencia y en bragas, valga la vulgaridad a la saga de "Piratas del caribe". Otra lección de este hombre, que aún diciendo todo lo que ha dicho en el séptimo arte a través de sus películas, aún le queda mucho por decir. Ahora a esperar para ver si Peter Jackson es capaz de superar lo visto, y no me refiero a la técnica.
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Consulte Información en Bellas y Modelos que incluya flashback y Steven Spielberg
Consulte Información en Farandula: Monuments Men, la primera gran decepción de 2014 y "Pago lo que sea para que Woody Allen filme aquí"
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