domingo, 6 de abril de 2014

Cómic en cine: Spawn, de Mark A. Z. Dippé y Ridley Scott: Alien, el octavo pasajero, la obra maestra

Interesante, Cómic en cine: Spawn, de Mark A. Z. Dippé - 20/02/2014 2:01:54

" 1992 fue un año cuanto menos singular. Y si aquí podría hacer referencia inevitable a la Expo o las Olimpiadas, centraré este discurso introductorio en lo que al mundo del cómic compete, ya que al menos dos fueron los acontecimientos puntales que movieron el noveno arte a ambos lados del charco. En estas orillas, y como ya comenté en su momento, comenzó el desembarco masivo del manga verbigracia a la llegada de "Dragonball", un título fundamental no sólo para entender el cómic nipón sino la historia de publicación del tebeo en nuestra tierra. Mientras tanto, en Estados Unidos se producía un movimiento por parte de un pequeño grupo de artistas que estaba llamado a cambiar de forma radical el panorama editorial yanqui.
La revolución se llamaba Image, una nueva casa que habían construido siete prófugos de Marvel con la intención de huir de las cadenas de producción que imponía La Casa de las Ideas y también DC, no vayamos a pensar que la Distinguida Competencia se movía en parámetros distintos: Jim Lee, Rob Liefeld, Todd McFarlane, Marc Silvestri, Erik Larsen, Whilce Portacio y Jim Valentino se liaban la manta a la cabeza, abandonaban las paredes que los habían convertidos en superestrellas, sobre todo al primero y al tercero, y fundaban un sello destinado a alterar por completo asuntos de una tradición tan asentada como los derechos de autor sobre los personajes, permitiendo la nueva editorial a los creadores mantener los mismos sin ningún tipo de cortapisas.
"Spawn", el cómic

Íntimamente ligada al comienzo de la actividad de Image estuvo, obviamente, la aparición de toda una serie de títulos que, firmados por cada uno de los siete nombres, tenían la clara pretensión de romper moldes y destrozar los récords de ventas controlados de forma exclusiva hasta entonces por las dos grandes. Y con el objetivo de hacer más porciones del inmenso pastel que es o era el mercado estadounidense del cómic, aparecieron siete colecciones que, con muy dispares calidades, supusieron el pistoletazo de salida de la editorial. Atendiendo a cada autor, éstas fueron "WildC.A.T.S", la inefable "Youngblood", "Spawn", "Cyber Force", "Savage Dragon", "Wetworks" y "Nighthawk", siete títulos que, más allá de su espectacular factura visual, demostraban que en cuanto a ideas originales, a Image le faltaba mucho camino por recorrer para apartarse de los senderos marcados por Marvel.
De entre ellas, quizás la que demostraba mayor voluntad por apartarse de los cánones de La Casa de las Ideas era "Spawn", creación del polémico Todd McFarlane un tipo cuya vida daría para una serie de artículos…qué digo una serie…¡un libro! la cabecera venía protagonizada por un enigmático personaje enmascarado y de aspecto demoníaco del que pronto sabríamos que se trataba de Al Simmons, un militar asesinado que, habiendo llegado a un acuerdo con Malebolgia el diablo estaba destinado a guiar las legiones de demonios en una guerra orientada a acabar con la humanidad.
Con un dibujo que perfeccionaba aún más lo que ya habíamos podido verle al artista en la mítica "Spider-man" y un magnífico color infográfico "Spawn" comenzaba muy pronto a dar señales de que, más allá de su interesante premisa de partida, de varios secundarios llenos de carisma muy bien traídos y de los movimientos para aumentar ventas que suponían los números firmados por guionistas de la talla de Frank Miller, Dave Sim o Neil Gaiman, McFarlane no tenía ni pajolera idea de por dónde llevar una serie que, aún así, y contra todo pronóstico debido a los incontables altibajos de calidad que ha sufrido, lleva veintidós años publicándose de forma ininterrumpida y casi 240 números a sus espaldas.
"Spawn", horrenda

Como diríamos en lenguaje coloquial "no acabo de salir de Guatemala que me meto en Guatapeor". Y es que si anteayer tenía que pasar por el mal trance de revisar la deleznable "Batman y Robin" ("Batman & Robin", Joel Schumacher, 1997), la cinta que hoy nos ocupa se atiene con igual intensidad a los parámetros de infumabilidad que la cuarta entrega de la franquicia del hombre murciélago, no sirviendo de excusa para defenderla el que su presupuesto fuera de 100 millones de dólares menos que ésta o que no contara con un director de primera fila para sacarla a flote más que nada porque ambas afirmaciones de poco le sirvieron al filme de Schumacher.
Promesa del mundo de los efectos visuales que había trabajado en "Terminator 2: el día del juicio final" ("Terminator 2: Judgement Day", James Cameron, 1992) o "Parque Jurásico" ("Jurassic Park", Steven Spielberg, 1993), Mark A.Z.Dippé se había nombrado a sí mismo el sucesor de George Lucas y James Cameron antes incluso de ponerse tras las cámaras de ésta su ópera prima. Toda una declaración de principios que no hacía sino anticipar aquello de "más dura será la caída": y es que lo que el cineasta novato pone en juego en "Spawn" (id, 1997) es de una calidad tan cuestionable que no es de extrañar que, por más que la cinta recuperara lo invertido en suelo yanqui, lo mucho que la crítica arremetió y con razón contra ella, terminara jugando en contra de las aspiraciones del realizador.

Más preocupado en plantear planos "molones" esos money shots que tanto abundaron, y tan incuestionable daño hicieron al cine de acción en la década de los noventa tanto la narrativa visual de Dippé como el discurso argumental que sirve el guión firmado por él mismo y Alan B.McElroy, son un cúmulo de constantes despropósitos que, apreciables desde los primeros minutos de proyección, con ese horrendo prólogo, determinan el discurrir de una función que se hunde en el más oscuro de los abismos gracias también a unas interpretaciones de pena.
Al frente de las mismas, y obviando por lo doloroso/bochornoso a un Martin Sheen que Dios sabe en qué diantres estaba pensando para meterse en tamaño berenjenal, encontramos la que se lleva la palma en cuanto a irritante e insoportable, la de John Leguizamo. El actor de origen colombiano compone con Violator, un demonio con la apariencia terrenal de un payaso, uno de sus papeles más intragables, y la abundante cuota de pantalla de un personaje que lo mismo suelta frases imposibles que se saca unos calzoncillos cagados que llama Lolita a una niña de menos de diez años sólo se explica bien por un alarde de estupidez supina por parte de director y guionista, bien por las ganas de que la cinta obtuviera la calificación PG-13 que, aún así, se quedaba corta para los supuestos intereses de McFarlane.
Éste, que lleva coqueteando con la idea desde principios de siglo con un reboot del personaje mucho más oscuro y terrorífico epíteto que habría que matizar, porque la cinta que hoy nos ocupa es terrorífica de narices, ya fue capaz de ofrecer dichas intenciones en la serie de televisión animada emitida por HBO entre 1997 y 1999, un producto muchísimo mejor pensado y ejecutado que su contrapartida en imagen real que demostraba que, de haber querido, se podría haber filmado algo más digno que lo que tuvimos que sufrir hace diecisiete años. De poco servían pues a los propósitos del artista, del director o de New Line, añadir al cóctel que es "Spawn" la presencia de Nicol Williamson el Merlín de "Excalibur" (id, John Boorman, 1982) o unos efectos visuales muy logrados en ocasiones y de vergüenza en otras muchas cuando el resultado es de esos de "usar y tirar" sopena de ver muy mermadas nuestras capacidades cognitivas e intelectuales.
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Interesante, Ridley Scott: Alien, el octavo pasajero, la obra maestra - 31/01/2014 3:30:23

" A medio camino de desarrollar un proyecto sobre "Tristán e Isolda" que quedaría postergado sine die hasta que, casi treinta años después, lo retomara como productor en aquél olvidable filme dirigido por Kevin Reynolds y protagonizado por James Franco y Sophia Myles, Ridley Scott se encontró casi de casualidad con una producción que estaba llamada a colocarlo de la noche a la mañana y a escala planetaria en boca de unos entusiasmados cinéfilos que veían como el cineasta daba un salto de gigante con respecto a "Los duelistas" ("The Duellists", 1973) y se encumbraba como un referente ineludible de la ciencia-ficción cinematográfica contemporánea a caballo entre los formalismos estéticos del Kubrick de "2001: una odisea en el espacio" ("2001: A Space Odissey", 1968) y el sentido del espectáculo y lo comercial que George Lucas y Steven Spielberg habían desarrollado respectivamente en "La guerra de las galaxias" ("Star Wars", 1977) un filme que tuvo singular protagonismo en la decisión de Scott de rodar el que hoy nos ocupa y "Encuentros en la tercera fase" ("Close Encounters of the Third Kind", 1978).
"Alien, el 8º pasajero" ("Alien", 1979) cerraba una década en la que la ciencia-ficción como ya iremos viendo en el ciclo que le estamos dedicando había pasado de la búsqueda de una identidad que supiera estar a la altura de lo que Kubrick había impuesto con su magistral aproximación al género, a evolucionar de un modo inesperado en pos fórmulas que anunciaban el viraje hacia el espectáculo de masas al que buena parte de la producción anclada al sci-fi iba a rendirse una vez entrados los ochenta. Pero antes de que eso ocurriera, y queriendo postularse en unas actitudes que navegaran por senderos más o menos inexplorados, maclando los patrones del género con los del cine de terror, Ridley Scott firmaba una cinta fascinante, intensa, oscura, un prodigio de la narración, del diseño de producción y de la música que lleva treinta y cinco años huyendo sin despeinarse a ese paso del tiempo que tan mal ha sentado a otras propuestas muchísimo más recientes…incluso firmadas por él mismo no hace ni veinticuatro meses…
Con gran cantidad de literatura y los indispensables extras y documentales que acompañan a su imprescindible edición en Blu-ray o en su defecto, en DVD, y por más que durante breves momentos estuve planteándome el dar a esta entrada la estructura que han tenido otros artículos firmados por servidor en los que se rendía prolongada pleitesía a todo aquello que tenía que ver con la gestación y producción del filme en cuestión, he decidido centrar mi atención de cara a "Alien" en valorar de forma más o menos extensa, y del modo más personal posible, todo aquello que, con el paso del tiempo y los constantes revisionados de esta asombrosa obra de arte me han llevado, y siguen llevando a afirmar con contundencia que, a la hora de hablar de ella, sólo lo podemos hacer en términos de Obra Maestra del séptimo arte.
Espacios y formas para el terror

Nunca me habían gustado las cintas de terror porque, en última instancia, siempre se trataba de un tipo en un traje de goma. Bueno, sólo hay una manera de tratarlo. Lo más importante en un filme de este tipo no es lo que ves, sino lo que crees haber visto.
Ridley Scott
Pocas dudas pueden haber a la hora de aproximarse a un análisis valorativo de "Alien" acerca de que un alto porcentaje de la efectividad de lo que Scott termina consiguiendo plasmar en celuloide se debe a la acción directa de lo que el maravilloso diseño de producción de la cinta llega a concretar, ya estemos hablando aquí de lo que respecta a los muy diversos espacios que Ron Cobb planteó para componer la Nostromo como de lo que compete de forma exclusiva a la forma en la que H.R.Giger ideó al monstruo en sus diferentes etapas de crecimiento, instilando un terror imperceptible en el espectador gracias a la conjunción de ese orgánico y sexual aspecto que le confería el artista suizo con la forma en la que la cinta lo muestra en pantalla mediante fugaces planos que nunca llegan a dejarnos vislumbrar en su totalidad el asombroso trabajo que el oscuro y peculiar autor consiguió junto a Carlo Rambaldi responsable éste de lengua retráctil de la criatura.
Fascinante es también, y ya no sólo estamos hablando de aquello que es responsabilidad del diseño, la clara diferenciación que Scott y Derek Vanlint, el director de fotografía del filme, establecen entre las estancias asépticas de ese camión espacial que son el comedor y la enfermería en contraste con lo sucio y aterrador del resto de la Nostromo, compuesta como está de pasillos herrumbrosos llenos de cables y tuberías y ahogados por la plomiza y húmeda atmósfera con la que se caracterizan esos idóneos lugares para que el Alien campe a sus anchas. Aumentando la precisa narrativa de Scott, de la que no sobra ni un sólo plano, lo que del miedo natural hacia dichos espacios dimana del espectador, las escenas de la búsqueda del xenoformo por esos asfixiantes corredores y todo ese tramo final iluminado por la intermitencia de las luces de emergencia quedaron establecidos de forma inmediata como patrones sobre los que el género volvería una y otra vez en tiempos posteriores.
En el vacío SÍ hay sonidos

Unido a un diseño sonoro soberbio que hace del cadente latir de los motores de la Nostromo uno de los elementos indisolubles en la concreción de las muchas sensaciones de angustia que se derivan del visionado de "Alien", el trabajo de Jerry Goldsmith para los 117 minutos de metraje es uno de los factores fundamentales que convierten a la cinta de Scott en la extrema experiencia que termina siendo. Aún mutilada por un cineasta que inicialmente casi había obligado a la Fox para lo contratara a instancias de la fascinación que sentía por las sonoridades de "Freud" (id, John Huston, 1962) una banda sonora que, irónicamente, determinaría mucho del montaje sonoro final del filme, la partitura de Goldsmith es una de las más comprometidas con las imágenes que debía acompañar que el maestro llegó a componer a lo largo de su magnífica trayectoria.
Diametralmente opuesta al rescate de la opulencia sinfónica clásica que su amigo John Williams había llevado a cabo para dar empaque a las aventuras en aquella galaxia muy, muy lejana, la sobriedad en la utilización de instrumentos que ostentan los pentagramas de Goldsmith provocan la completa deshumanización de la cualidad sonora del filme, algo que ya habíamos podido observar "El planeta de los simios" ("Planet of the Apes", Franklin J.Schaffner, 1968) y que, a través de los sugerentes usos de la cuerda y el viento o la fría precisión del metal a la hora de describir las andanzas del extraterrestre a bordo de la nave, acerca a la cinta a una estrecha comunión con el miedo a lo desconocido y al vacío propios del espacio exterior.
Siete eran los diez negritos

(Pequeño spoiler) Ripley, Lambert, Dallas, Ash, Kane, Parker y Brett. Siete nombres que conforman una tripulación a la que Dan O"Bannon con la ayuda no acreditada de David Giler y Walter Hill dotó de tanta vida que resulta improbable que "Alien" hubiera sido el mismo filme de no haber contado con un rosario tan amplio y bien diferenciado de personalidades. Un muestrario que funciona tanto por la interacción de lo que Sigourney Weaver, Veronica Cartwright, Tom Skerrit, John Hurt, Yaphett Kotto y Harry Dean Stanton ponen en juego con sus constantes puyas, y perfilados comportamientos, como por la contraposición de los seis humanos cuando tienen que vérselas con la frialdad calculadora de Ash, ese androide al que Ian Holm insufla tan terrorífica vida. (Fin spoiler)
Como ya sucediera con la forma en la que rueda la Nostromo, convirtiéndola en un silente e imposible noveno pasajero, Scott es el directo responsable de que el libreto de O"Bannon y lo que éste dedica a la definición del alien funcione en tan espectaculares formas: rodando la práctica totalidad de lo que a los personajes concierne desde un punto de vista externo, la subjetividad propia del género de terror queda aquí reducida a los momentos de mayor impacto, y el recurso del cineasta de mostrar las reacciones de los personajes cuando interactúan con el extraterrestre es de una eficacia suma en secuencias puntales como los ataques a Brett, Dallas y Lambert o, cómo no, la del nacimiento del chest-burster, uno de los instantes más truculentos, espectaculares e inolvidables de los que el cine de género nos ha dejado a lo largo de la historia.
El genio de la luz…y las tinieblas

Aunando todo lo anterior, conjugando factores que en muchos casos ya hubieran elevado el filme por si sólo a la categoría de notable, orquestando una función que y disculpen la frase manida no hubiera sido igual de no haber contado con él, y pariendo una temprana obra maestra con su segundo cargo como director, Ridley Scott sigue explorando en "Alien", y seguirá explorando a lo largo y ancho de su carrera las muchas y muy asombrosas posibilidades que el moldeado de la luz otorga a la creación de ambientes: combinado aquí con todas las herramientas a su alcance, las citadas secuencias de la persecución por los pasillos o el clímax, unidas a otras como la entrada en la nave alien o los también nombrados ataques del xenomorfo, son todos ejemplos de una espectacularidad sin par que demuestran que, a sus 42 años, y con todo el bagaje publicitario que arrastraba, Scott era ya un cineasta consumado.
Un hecho que también rubrica el magnífico uso de las elipsis a lo largo de la acción digno de estudio como va resolviendo los minutos posteriores al ataque del facehugger, la precisa dirección de actores, en cuya elección jugó un papel determinante el cineasta por su voluntad de contar con un grupo de profesionales en los que poder confiar más de la cuenta para así poder centrarse en otras tareas o, cómo no, la asombrosa y paradójica simbiosis que se da entre el carácter letánico inherente a la personalidad del filme y el ritmo imparable que Scott confiere al conjunto, no permitiendo que la desazón del espectador disminuya un ápice durante las dos horas de metraje.
Por todo ello, y por todo aquello que siempre se queda entre líneas y que uno se guarda por la dificultad de expresarlo con palabras, "Alien, el 8º pasajero" ha sido, es y siempre será, una obra maestra del séptimo arte y cima temprana de un director que, no obstante, escalará semejantes alturas con su siguiente producción, una a la que dedicaremos líneas igualmente sentidas la próxima semana y que se establece junto al presente hito cinematográfico como piedra angular de toda una forma de hacer cine sobre la que, desafortunadamente, Ridley Scott nunca ha llegado a volver.
Otra crítica en Blogdecine
"Alien", el terror de lo desconocido
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Interesante, Spielberg, protagonista en la ceremonia de la onu por las víctimas del holocausto - 25/01/2014 6:10:00

" El cineasta Steven Spielberg pronunciará este lunes el discurso central en una ceremonia solemne organizada por la ONU en el vestíbulo de la Asamblea General de este organismo, en Nueva York (Estados Unidos), con motivo del Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto, que se celebra cada 27 de enero en recuerdo de la liberación del campo de concentración de Auschwitz.
En la ceremonia, abierta al público con inscripción, se emitirá un mensaje en vídeo del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
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Información: Spielberg, la celebridad más influyente según encuesta de la revista Forbes - 15/01/2014 12:38:00

"El cineasta Steven Spielberg es la celebridad más influyente, según una encuesta realizada para la revista Forbes, en la que destacan la importante presencia de los directores de cine.
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Información: Kore-EdA negocia con Spielberg un "remake" de "Tal padre, tal hijo" - 21/09/2013 12:30:06

"San Sebastián, 21 sep (EFE).- El cineasta Hirozaku Kore-Eda negocia con Steven Spielberg la venta de los derechos de ""Tal padre, tal hijo"", la película con la que el realizador japonés ha vuelto a abordar de forma sutil y contenida los problemas familiares.
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Documentos adjuntos:2013_9_21_UaXsZ65vrKxrIqRH6nh7G1.jpg
http://images.lainformacion.com/cms/kore-eda-negocia-con-spielberg-un-remake-de-tal-padre-tal-hijo/2013_9_21_UaXsZ65vrKxrIqRH6nh7G1.jpg?width=500&type=flat&id=66UmzD6fBTCVNLDQvsXHE7&time=1379784611&project=lainformacion
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Que opina usted? El maestro del terror ataca de nuevo con "Insidious: Chapter 2" - 07/09/2013 6:46:12

" Semanas después de provocar gritos de pavor y confirmar su estatus como maestro del terror con "The Conjuring", el director James Wan regresa con "Insidious: Chapter 2", el que podría ser su último brindis al género que le ha abierto las puertas a las superproducciones de Hollywood.
"The Conjuring", el drama de una familia que experimenta una serie de fenómenos extraños tras mudarse a una casa en las afueras de Rhode Island, ha recaudado más de 240 millones de dólares (182 millones de euros) en la taquilla mundial desde su estreno el 19 de julio.
Ahora, sin apenas tiempo para digerir ese éxito, el cineasta vuelve a proponer otro viaje a lo desconocido con una secuela del filme que en 2011 ingresó 100 millones (76 millones de euros) -a partir de un presupuesto de 1,5 millones (1,1 millones de euros)- en la que reaparecen los actores Patrick Wilson, Rose Byrne, Barbara Hershey y Lin Shaye.
"Reunir a todo el equipo fue lo más complicado", afirmó Jason Blum, productor de "Insidious: Chapter 2", durante un encuentro con un grupo reducido de medios, entre ellos Efe.
"Propuse a James y a Leigh (Whannell, el guionista) rodar una segunda parte, y me dijeron que lo considerarían, pero que no lo harían si no daban con una buena idea. Tardamos bastante, pero decidí esperar. Era más importante hacer una buena película que hacerla rápida", añadió.
Blum, la mente detrás de éxitos de bajo presupuesto como la saga "Paranormal Activity" y cintas como "Sinister" (2010) o "The Purge" (2013), cree firmemente que el reciente rendimiento de "The Conjuring" en la taquilla sólo puede resultar beneficioso para su obra.
"Va a suponer un impacto extra. The Conjuring es fantástica, y James hizo un trabajo magistral. La gente va a querer ver otra cinta suya rápidamente", apuntó el productor, satisfecho de que la propiedad se expanda incluso con una atracción dentro del parque Universal Studios de Hollywood, que abrirá el próximo día 20.
James Wan y Leigh Whannell, amigos desde que compartieran clases en la Universidad de Tecnología y Diseño de Melbourne (Australia), debutaron por todo lo alto con "Saw" (2004), lo que dio comienzo a una de las franquicias de terror más lucrativas de la historia.
Después llegaron "Dead Silence" (2007) e "Insidious" (2010), donde una familia lucha contra unos espíritus malignos que amenazan con poseer a su hijo, en estado de coma, y arrastrarlo al mundo de los muertos.
En esta ocasión, el argumento, con más elementos cómicos, gira en torno al misterioso suceso que sufrió el patriarca de la familia Lambert (Wilson) en su infancia y que mantiene a sus seres queridos conectados a una oscura dimensión.
No obstante, dar con elementos nuevos y sorprendentes fue una ardua tarea, según confesó Whannell, hasta el punto de admitir que tenían "cero propuestas" cuando se sentó con el realizador a debatir el proyecto.
"Son películas que ayudan a psicoanalizar mi miedo a la oscuridad y a lo desconocido", declaró Wan. "La idea de que tu hogar, tu santuario, ese espacio personal, ha sido invadido por algo que no comprendes, crea un terror en el que todos nos podemos identificar", agregó.
Los días de sus colaboraciones con Whannell parecen tocar a su fin. Tras hacerse un nombre en el mundillo del terror independiente, ahora se prepara para el mayor reto de su carrera: el rodaje de "Fast & Furious 7", con Vin Diesel, Dwayne Johnson y Jason Statham.
"Estoy creciendo. Siempre he tenido aspiraciones y me atrae probar cosas nuevas. Ahora, con esta gran película de acción para el verano, pretendo mantener la filosofía que he aprendido: los personajes y la historia importan, no todo es espectáculo e imágenes potentes. No me intimida porque tengo un pasado. Pero sí me crea algo de ansiedad lo rápido que la quieren hecha", manifestó.
El rodaje comienza este mes y el estreno está previsto para julio del año que viene.
Wan, de 36 años, da el gran salto una década después de su debut con "Saw", superado el miedo a que su carrera se quedara estancada tras un golpe de suerte y después de obtener el respeto unánime de sus compañeros de profesión con una obra tan redonda como "The Conjuring".
"Estoy agradecido por el camino que he recorrido y feliz por dónde estoy ahora. He tardado en llegar, pero siento que estoy empezando. Ahora voy a hacer las cosas que siempre soñé", sostuvo este profundo admirador de James Cameron y Steven Spielberg.
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